Articulo Laboral y De Recursos Humanos:
Todos hemos oído hablar de ese concepto tan actual que
es la inteligencia emocional. Pero
¿realmente sabemos lo que implica en lo relativo al entorno profesional? ¿Somos
conscientes de la importancia de la inteligencia
emocional en el trabajo?
Comencemos por aclarar qué es la
inteligencia emocional. Se trata sencillamente de la capacidad de una persona para
gestionar sus propias emociones (inteligencia emocional intrapersonal) y las
emociones de los demás (inteligencia emocional interpersonal). Teniendo en
cuenta que las emociones son el motor en cualquier acción de cualquier persona,
se expresen con mayor o con menor intensidad, queda claro la influencia de la
inteligencia emocional en el trabajo.
Vamos a ver cómo estas capacidades de gestionar las emociones propias y las de los demás pueden
influir en el trabajo de una persona.
Autoconocimiento
El autoconocimiento es la capacidad de conocer cómo las emociones funcionan en uno mismo.
Hay personas en las que el estrés se manifiesta a través de mareos y hay
personas en las que se manifiesta sencillamente con un ligero calor. Volverse
consciente de estos aspectos ayuda a desarrollar el
autoconocimiento.
Si sabemos cómo funcionan las emociones en nuestro
cuerpo, sabremos cómo, por qué y cuánto nos afectan, qué situaciones las
provocan y cómo evitar que emociones como el estrés o la frustración nos
impidan realizar nuestro trabajo.
En resumen: a una persona sin autoconocimiento le
faltará un eslabón clave para rendir al 100% en su trabajo.
Autocontrol
Una vez que una persona se conoce a sí misma, puede
controlarse, pero no al revés. Por eso el autoconocimiento es previo al
autocontrol.
Por tanto, la inteligencia
emocional en el trabajo exige primero que una persona sepa
cómo y por qué le afecta el estrés y después cómo controlarlo, por ese orden.
Esto se aplica a todas las emociones dolorosas: frustración, rabia,
abatimiento, desmotivación, etc.
Imagina cómo sería una persona que no controla su
nerviosismo o su ira en el momento de una reunión comercial con un cliente.
Automotivación
Una vez que somos capaces de controlar las emociones dolorosas que experimenta
nuestro cuerpo, podremos potenciar las emociones placenteras. Hablamos de
motivación, pasión, ilusión, ganas…
Estas emociones solo pueden manifestarse si las
dolorosas están controladas. El cerebro humano evolucionó para evitar primero
el dolor y, cuando este se encuentra lejos, acercarse al placer.
Es decir, que el cerebro de una persona estresada o desmotivada estará centrado en mitigar esas
emocionesdolorosas y no podrá centrarse en realizar un trabajo con
ilusión, entregar una sonrisa sincera y una conversación alegre a un cliente o
generar ideas creativas. Un nuevo ejemplo de cómo influye la inteligencia
emocional en el trabajo.
Estos tres pasos, autoconocimiento, autocontrol y
automotivación, forman lo que se conoce como inteligencia emocional
intrapersonal. Una vez que esta se encuentra estable, podemos pasar a la
inteligencia emocional interpersonal.
Empatía
La empatía implica
saber qué sienten otras personas y conocer cómo le afecta una emoción
determinada. Sin embargo, como decíamos, solo puede alcanzarse si la
inteligencia emocional intrapersonal está bajo control. Si una persona no sabe
descubrir sus propias emociones, difícilmente podrá detectar las de los demás.
Piensa en lo que la empatía supone para la
inteligencia emocional en el trabajo. Una persona empática puede descubrir con
facilidad si un cliente se sienta inseguro, nervioso o si desconfía de algo. Y
esto, obviamente, es una información excelente para llegar al segundo escalón
de la inteligencia emocional interpersonal, que veremos a
continuación.
Gestión social
Si somos personas empáticas, una vez que hemos
descubierto lo que la otra persona siente, podremos influir en sus emociones.
La gestión social es el equivalente en interpersonal del autocontrol y
de la automotivación: ayudar a otras personas a controlar sus
emociones dolorosas e impulsarles a potenciar sus emociones placenteras,
motivándoles.
Está claro que las personas que son capaces de
influir en los demás tienen una excelente capacidad de gestión social. Los
profesionales motivadores, persuasivos, seductores, que generan confianza, que
cierran una gran cantidad de acuerdos comerciales, etc. son personas que han
desarrollado su inteligencia emocional en el trabajo de
forma exitosa y pragmática. Sin embargo, no debes olvidar que han
podido desarrollar su capacidad de gestión social gracias a haber entrenado
antes su inteligencia emocional intrapersonal.
Ahora ya conoces los pasos para desarrollar la
inteligencia emocional en el trabajo. De ti depende empezar a recorrer el
camino.
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